De la unión de una variedad histórica autóctona recuperada, la Mandó, con las variedades internacionales como son la Cabernet Sauvignon y Merlot, nace Abadal Matís. Con una crianza de 10 meses en barricas centroeuropeas, destaca en nariz por su riqueza aromática, de aromas de fruta roja madura (cereza, mora) con un fondo especiado, sensaciones de algarroba, pimienta negra y toques balsámicos que refrescan y dan harmonía a todo el conjunto. Aparecen también recuerdos de fruta licorosa y fruta roja (frambuesas). Nueva tendencia de la bodega en elaborar vinos más ligeros, divertidos y fáciles de beber.